miércoles, 15 de abril de 2009

EL CEMENTERIO

Con respecto a la fundación del cementerio, fue realizada por impulso del padre Terroba con aportes particulares y del gobierno de la provincia, el que dispuso 5.000 mil pesos fuertes. Hasta entonces el cementerio había estado en pleno centro de la ciudad, al lado de la iglesia San Antonio.

“El costo total fue de 5.589 pesos pero como quedaba dinero sobrante se dispuso levantar una capilla.”
Capilla de la Sagrada Familia. Calle Vilar entre P. Ramírez y Jujuy. Cementerio. Año 1848.


Se resolvió celebrar solemnemente la ceremonia de la bendición del cementerio. Era costumbre en la época nombrar algunos padrinos que costeasen los gastos de la fiesta con que se daba por inaugurada la obra. Fueron ellos Jerónimo Cáceres, Francisco Fonso y Francisco Iñarra.

“Dos meses más tarde estuvo terminada también la capilla y se preparó su bendición.”

Pero no era posible encontrar padrino.

“Urquiza designó entonces para apadrinar la ceremonia a D. Jerónimo Maza, quien renunció, luego a Juan Valiero, Juez de Paz de Gualeguay, quien también declinó, después al administrador de la Aduana D. Salustiano Moreyra, que lo mismo se negó a aceptar y lo propio hizo entonces el Comandante Militar D. José Calderón, el que se excusó por razones de orden económico. Irritado y con motivos, Urquiza decidió designar como padrino al más humilde y pobre soldado del batallón ‘Gualeguay’ que lo era Higinio García. El gobernador corrió con todos los gastos de la fiesta. García se presentó el día de la bendición, 14 de abril de 1848 con su típica indumentaria de montonero: calzoncillos blancos, chiripá, camisa y gorra de manga, todo ello de color blanco y botas de potro.”

La capilla está desde su origen bajo la advocación de la Sagrada Familia.

En 1850 Urquiza, observando el estado de estancamiento de la región de Gualeguay con respecto a las demás ciudades de la provincia, encomienda a D. Antonio Cuyás y Sampere, quien residió en Gualeguay entre 1829 y 1846 y posteriormente entre 1851-2 y 1870, averiguar las causas de esa situación. He aquí un párrafo de la larga carta que en respuesta a esa misión escribe este hombre de importante actuación, no sólo en nuestro medio sino también en España y Brasil:

“Desde que conozco Gualeguay Excmo. Señor, he visto a sus autoridades estar en más o menos desconformidad y competencia, invadirse en la órbita de sus atribuciones respectivas, y haciéndose una guerra secreta y repugnante, estar en perpetua lucha, que más o menos encubierta ha sido siempre traslucida de la población. He visto que el poder depositado en sus manos se ha usado con imprudencia, con despotismo, y aún con injusticia o indolencia, y estas causas que constantemente han estado en acción desde su fundación han influido para la formación de ese carácter de concentración, reserva e intriga que caracterizan aquel pueblo; y han impedido que la ilustración y la cultura se difundan en la proporción que han seguido los demás pueblos de la provincia.”

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