miércoles, 15 de abril de 2009

GIUSEPPE GARIBALDI

Pero es en ese año que Giuseppe Garibaldi, marino y patriota italiano, huye al hemisferio sur con un grupo de partidarios a raíz del revés de un movimiento contra los austriacos, circunstanciales dominadores de su patria.
La República de Río Grande del Sur, que luchaba por la independencia de Brasil, le otorga patente de corsario, entonces se dirige con destino al Río de la Plata pensando que aquí tendría apoyo. Hace escala en la costa oeste de Uruguay.
El gobierno de Montevideo por el contrario manda dos lanchas a interceptarlo sobre el mismo río, trabando combate. Garibaldi logra escapar, pues lo creen muerto -con una herida en la garganta- y con su nave muy destrozada.

Teatro Italia, construído en 1903.


Cerca de Ibicuy los encuentra la goleta que hacía el servicio Buenos Aires- Gualeguay con sus tripulantes heridos y la nave muy averiada. Uno de los pasajeros, el acaudalado vecino Jacinto Andreu, reconoce en Garibaldi a un compañero de cofradía. Andreu pide al capitán que los recoja, ofreciéndoles asistencia médica y traslado a Gualeguay. Recalan en Puerto Ruiz y de allí vienen a nuestra ciudad. A la sazón, por razones de calado, se había comenzado a usar este puerto en lugar de Puerto Barriles.

Debemos saber que el gobierno de Rosas, que manejaba las relaciones exteriores de las Provincias del Río de la Plata, tampoco apoyaba al corsario. El gobernador de la provincia, Echagüe, que como ya comentamos estaba circunstancialmente en Gualeguay, ante la solicitud de varios vecinos a favor de Garibaldi, da la orden de que tenga por cárcel la ciudad. El médico particular del gobernador, Dr. Ramón del Arca, le extrajo con todo esmero la bala alojada en el cuello, con lo que le salvó la vida.
Fue albergado en el mismo centro de la villa, en la casa de don Jacinto Andreu de quien se haría muy amigo, según reconoce el mismo Garibaldi en sus memorias (casa sita en la esquina noroeste de las actuales calles San Antonio y Primer Entrerriano). La pequeña nave de Garibaldi, con su carga, es incautada por las autoridades y devuelta a un portugués, Dos Santos, a quien al parecer pertenecía.

Aún existe un lugar llamado con el sugerente nombre de La Garibaldina. Es posible que por las calles de Gualeguay corra sangre con el genoma del padre de la patria italiana.
Aquí aprendió a cabalgar desplazándose por las cercanías del pueblo, hizo muchas amistades, concurría a tertulias, pero no era libre. Después de seis meses trata de fugar, ya que no se resolvía nada sobre su persona. Lo ayudan sus amigos, pero es capturado en la huída, por traición del baquiano que debía conducirlo a Ibicuy. Desatada la ira del comisario Millán, quien se siente desairado de la confianza que había dado al cautivo, lo hace torturar por no querer revelar el nombre de aquellos que lo habían ayudado a huir.

Fue castigado con un rebenque de cuatro colas, colgado dos veces de la cumbrera del rancho de la policía, atado de una mano hasta quedar casi inconsciente, luego puesto en el cepo. La población se conmovió vivamente y algunos vecinos acudieron a interceder en su favor. En especial fue una mujer quien lo socorrió: la Sra. Rosa Sanabria de Alemán por cuyo mérito tuvo asistencia médica y todo lo necesario en alimentos, ropa y lo indispensable para el reposo. También fue detenido D. Jacinto Andreu.
Ante esta situación D. Antonio Cuyás y Sampere, vecino destacado, rápidamente manda un informe al gobernador quien ordena remitir al prisionero a Paraná, libre de ataduras y con una pequeña escolta. Dos meses después el Gobernador Echagüe lo dejó en libertad. Vuelve a Brasil y algún tiempo después a Montevideo a luchar contra Rosas.

En 1846 Garibaldi vuelve a Italia con sus compañeros y sigue la lucha para unir su país, que estaba dividido en muchos principados. En esa lucha se destacó entre otros Natale Paggi, natural de la ciudad italiana de Lavagna, quien se había alistado con él al hacer escala en la costa oeste de Uruguay.
Después de una destacada actuación a su lado en la Campaña por la Unificación de Italia, Paggi vuelve al Río de La Plata en 1869.
Natale Paggi se casa en Montevideo y finalmente se instala en Gualeguay. Se dedicó al comercio fluvial -con el vapor La Estrella que hacía la carrera Gualeguay-Buenos Aires y también fue propietario de una confitería “Jardín Argentino”, hasta su muerte ocurrida en Gualeguay en 1885. Hoy es considerado prócer en su ciudad natal.

De todo este capítulo se puede inferir que si bien nuestros gobernantes no sabían o no querían apoyar las ideas libertarias, el pueblo si sabía hacerlo.
Colegio San José. Calles San Antonio y Bruno Alarcón. Año 1895.

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